lunes, 30 de julio de 2012

Travesia nado Oropesa 1350 metros 27.07.012

Para ser mi primera travesía a nado, me lucí!!. Casi lo suspenden por mal tiempo, el agua estaba muy movida y hasta 10 minutos antes no se decidieron en dar la salida desde la playa de la concha hasta la cala de al lado del puerto deportivo (no me acuerdo como se llama). La entrada al agua fue ya bastante dura de afrotar por el tamño de las olas que te impedía coger un ritmo y te desplazaban hasta la orilla de nuevo hasta que llegamos a la primera boya roja que señalizaba el giro para dirigirnos dirección hacia el puerto deportivo. Muy buenas sensaciones, disfrutando a pesar de que el agua no estaba tranquila pero me sentía bien y eso era lo importante. El problema llegó al giro de la siguiente boya roja que enfilaba la playa para acabar la travesía, el agua estaba más movida aún, con olas que en cualquier playa hubieran puesto bandera roja y allí estabamos unos 180 nadadores (eso fue los que salimos, los que llegamos...) luchando con las olas que te arrastraban en varias direcciones. Faltando unos 100 metros me alcanzó el remolino de una ola de tal manera que me zarandeó como a un muñeco perdiendo la concentración, el ritmo y los nervios. No veía nada, las gafas empañadas y con agua y para colmo cometí el error del novato de ponérmelas sobre la cabeza cuando me llegaba una segunda ola que fue la culpable de tirármelas y perderlas. Cuando me toqué la cabeza y no las palpé, picándome los ojos de la sal sin poder ver y con olas viniendo continuamente tengo que admitir que me puse algo-bastante nervioso por que eso me impedía nadar y allí sabía que no me podía quedar. Gracias a la cercanía de la que estaba de la orilla, dos de los socorristas me vieron y se lanzaron a por mi, cosa que no tardaron ni un minuto. Es curioso pero en el momento que me dí cuenta de que alguien ya me había visto me tranquilicé y pude agarrarme a una boya amarilla de señalización próxima. Cuando llegaron lo primero que les pregunté era si tenian unas gafas para poder llegar a la orilla ya que sin ellas no podía nadar, evidentemente me dijeron que no y como las motos acuáticas no podían entrar hasta donde estabamos por el oleaje que había tuvimos que nadar un poco mar a dentro para que nos pudieran recojer. Una vez en la moto me dejaron en una lancha de la organización ya que era imposible entrar en la playa.
Por suerte todo se quedó en un susto y en una experiencia más con un error de novato que fue la de dejarme las gafas en la cabeza en medio de remolinos de olas. La próxima vez me las pongo por debajo del gorro que es más seguro.
Sigo avanzando...

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